lunes, 28 de septiembre de 2009

Pensamiento, no corazón.


Y descubrí que no tenía nada en el corazón, tan sólo un músculo más para no morir. De pronto me di cuenta que todo estaba en mi mente, no era su existencia por la cual sufría, fue por la imagen que mi mente idealizado de él, y creí que era casi perfecto, pues meticulosamente fui borrando sus defectos con mi imaginación. Cómo explico que no fueron las cosas del amor; estaba dominada por mi pensamiento, que fue tan intenso que hasta vida creció en mi estómago; mariposas, o quizás me trague una mientras tanto me perdía en los recuerdos de piel. El hecho de pensar demasiado me engaño, creé una fantasía en el cuerpo, en la cual, cada vez que lo tenía cerca la sangre bailaba en mi interior como en un trance, comenzaban a temblar mis manos... pero al fin y al cabo fue solo el poder de la mente, en tal caso de suponer que podía morir a su lado porque sentía una nausea inigualable. Existía un tipo de atracción, y claro está que su corazón no me llamaba... algo se impregnó en mi vista, creo que fue su mirada, la que quiso consumir mis ojos en más de una ocasión, sólo fue un acercamiento, ese amor que siente el cuerpo, y por ningún motivo el desconforme corazón, sólo el vértigo de probar uno de los pecados que habitan en la carne viva. No fue amor... no quería el bien común; pensé que él le haría bien a mi alma, pero no que su felicidad constaba de olvidarme y perderme en sus recuerdos inertes. Si el ser humano, racionalmente, busca poder, por el hecho de pensar y no sentir, ocurrió que me invadió cierta obsesión por retenerlo y no dejarlo escapar, por orgullo, por costumbre, para guardar una simple idea de que juntos éramos algo, y que separados, tan sólo podríamos ser enemigos, o simplemente, odiarnos por supuestamente no querernos...


(...)

-¿Qué sientes ahora?.

-Nada.
-Entonces, ¿no me quieres?
-Ni siquiera.
-¿Cómo?.
-Encontré la verdad, lo que creí sentir no era nada más que un pensamiento que me hizo alucinar y soñar tantas cosas en medio del subconsciente de crear nuevas oportunidades para vivir algo diferente... la nostalgia se hace fuerte a tu lado, pero esa era una situación que yo misma estaba inventando al creer todo lo que hacías era lo correcto. Volví en mí, y al usar la razón como fuerte de todo, me dispuse a no pensar en ti de la misma manera, aunque es inhumano decir que nunca más te recordaré, porque hay fotografías en la mente que jamás pierden sus colores... Por cierto... ¿Cómo te llamabas?
-Ya da lo mismo...