lunes, 28 de diciembre de 2009

Ser feliz.


“¿Por qué lloramos?”... yo digo que por muchos factores. Lo primero; de dolor (físico), ya que no tenemos palabra alguna para curar aquéllo, entonces, por inercia, responde nuestra sensibilidad, entre lágrimas observamos la zona afectada, y nos invade la impotencia de no poder hacer nada más que eso, y esperar a ser curados de alguna u otra forma. Segundo: de dolor (nuevamente, pero esta vez cito al dolor emocional), se parece al caso anterior, la diferencia es que en esta situación si podemos pensar y hacer por algo por dar una solución, pero cuando llega el llanto es porque precisamente no le hayamos solución o una angustia demasiado grande que nos hizo explotar y quebrarnos en el interior, por lo cual, existe una liberación mediante los ojos, que humedece el rostro, pero al final, tampoco es la cura a lo que ocurre. Entonces podemos mencionar que lloramos por amor o desamor, por una perdida o por un reencuentro, por una muerte o una vida demasiado injusta, por confusión o soluciones demasiado drásticas, por pobreza o exceso de riqueza, por ciertos diálogos que nos hicieron perder algo o la posibilidad de diálogo que perdimos con alguien, por ausencia o presencia, por avanzar tanto que nos damos por perdidos del punto inicial o no poder retroceder. Por ello es que lloramos, cuando no hayamos respuestas ni en argumentos ni palabras de aliento. Tercero: de emoción (no se incluye el dolor, por ningún motivo), y esto es signo de tanta felicidad, que en el interior también explota algo, pero lo que no se soporta es el peso de tanta alegría, la cual huye y se pierde entre hombros y abrazos de quienes se contagian de una sensación similar pero más discreta. Cuarto: de felicidad y nostalgia (sí, es posible que haya una mezcla de ese tipo), otra vez ocurre una explosión, pero ésta es por confusión máxima, pues nos ponemos ante la situación de dar un paso al frente o echar pie atrás, por ejemplificar aquéllo, puedo decir que ocurre algo así con los viajes, pues una persona se marcha por determinado tiempo, el sujeto afectado llorará de felicidad pues sabe que será algo positivo para la otra persona, simultáneamente, las lágrimas son de nostalgia por la ausencia que dejará esa partida que no durará para siempre. Se puede tratar de estar en una posición determinante, pues anhelamos el futuro y ya comenzamos a extrañar de sobremanera el pasado, eso demuestra lo mucho que nos apegamos a ciertas costumbres. Como conclusión... el llanto, en tres palabras, es: inevitable, efímero y nihilista.
Hablando de llorar... hace pocos días tenía tanta pena que no lo pude evitar, y me dejé caer -es normal, la nostalgia es un mal que llega a todos e invade tan sólo de cuando en cuando-, fue parte de una noche sin esperanzas, en donde ni siquiera la luna era testigo, sólo el límite del techo... En la mañana sentía la misma amargura, entonces salí de casa, caminé a paso de querer correr, puesto que se hacía tarde; me cansé bastante, y al sentir esa sensación recordé que estoy viva. No lo había pensado, en todos estos año tuve conciencia de que tenía que estar en constante movimiento, pero no estaba agradecida de haber visto una primera luz al salir al mundo. Sentí el aire fresco calmando el calor que me plagaba desde el primer cabello, y agradecí... si había un remedio; la felicidad puede estar hasta en lo más sencillo, incluso puede ser un motivo apoyarse bajo la sombra de un árbol sobreviviente en la ciudad. Luego... en algunos casos, no encuentro asiento en el metro, todo el mundo sube exaltado a los vagones, puede que no exista esa regla de “Deje bajar antes de subir”, ni modo... me siento en el piso, con la espalda apegada a una de las puertas, e inevitablemente ante mi vista, nada más que culos ajenos. Siempre que viajo me pregunto quién será la última persona en bajar del vagón, o si yo algún día fui la última en abordar la orilla del andén. Suele ocurrir que de a poco los pasillos se ven más vacíos, dado que la gente tiene distintos paraderos, aunque algunos se bajan en los mimos lugares, no es preciso que vayan juntos, y me es imposible adivinar hacia donde se dirigirán todos -pueden ser supermercados, centros comerciales, oficinas, escuelas, universidades, construcciones en pleno proceso, cementerios, parques, moteles, prostíbulos, cafés con pierna, locales de comida rápida, restaurantes, ferias artesanales, plazas, piscinas, cines, e incluso lugares fuera de la periferia... etcétera-, también se da, que muchos realizan la misma actividad, pero en esos tramos colapsados, nadie le toma importancia a esas coincidencias. Aveces creo que no quiero dirigirme a ninguna parte, y que podría necesitar sólo un pedazo de tierra para rodar y reír hasta el cansancio, quizás, y si tengo suerte, hasta podría parar en una utopía... ser feliz, no es encontrar un lugar que cubra todas las necesidades de consumismo material o social... es dirigirse hasta donde el instinto nos guíe y nos haga notar que el mundo es tan grande que no podemos estar parados siempre en donde mismo. La felicidad es caminar y notar que ha modo de metáfora, las nubes si se pueden tocar, que no basta con soñar; hay que salir y cumplir cuanta fantasía e ideal se plante en nuestra mente. Ser feliz, es darse cuenta que aún podemos ver el cielo ahí. Me planteo más preguntas, ¿El cielo es azul?, así como lo vemos y colorean los niños, ¿O será una proyección de algo que está mucho más allá? -aunque, lo que si tengo claro, es que Chile si tiene su cielo azulado, tal como dice nuestro himno-. Le he dado más vueltas al asunto; tal vez llorar no es tan malo, sino más bien, algo necesario, algo que te libera, que otra vez te hace notar que estás vivo y aún puedes sentir. Todavía viajando, ahora estoy de pie, y me veo reflejada en el vidrio de una puerta... agradezco tener cada extremidad en perfectas condiciones, miro mis manos, pienso que son hermosas, y que a cualquiera podrían encantar... cuando menciono que me puedo mirar aún, es grandioso, pues muchas veces miramos, pero no nos detenemos en abundar los detalles más pequeños, digo que es maravilloso, también, porque adoro entrar en otras miradas hasta invadir lo más profundo de esa persona; saber qué piensa, qué siente, qué desea... ser feliz, es ver más haya de lo visible, explorar en profundidad cada espacio para llegar al tacto y palpar con dicha el descubrimiento que hemos hecho gracias a nuestra reciente visión, puesta ahí, dispuesta a encontrar rincones por doquier. La felicidad, está en la dicha de reflejarse en otro par de ojos que por un instante viven por ti...
Fuera de la estación, camino, y el calor no da tregua... una razón para sonreír puede ser la comicidad de nunca estar conformes... cuando sentimos el sol ardiente sobre nuestras cabezas, sólo queremos que una nube lo quite de nuestros ojos entrecerrados, y al contrario, ocurre lo mismo cuando el frío entra hasta los huesos, sólo deseamos que el sol se deje ver para estacionarnos como lagartijas esperando rayos de él. Veo miles de anuncios pegados en los postes de luces, aunque por supuesto, no faltan los sujetos que tratan de quitarlos para publicar la información que más les conviene... algunos se ven interesantes de leer... y noto otra razón por la cual ser feliz... agradezco el amor que le tengo a la literatura, tanto escribir como leer, a la profunda capacidad que poseo para redactar cada idea que me parezca necesaria compartir... las letras también constituyen la felicidad -al menos para mí... es así-.
Vuelvo a casa, el mismo camino, pero en sentido contrario, y todavía sola... pero vuelvo... ser feliz no significa estar rodeado de cuanto individuo se presente en nuestro camino y nos proponga amistad o compañía, no significa depender de la comprensión de la sociedad... la felicidad está dentro de nosotros, e incansablemente, debemos hallarla en pequeños detalles... en el viento que sopla con calma, en una hoja que cae en nuestro hombro, en agradecer la vitalidad de nuestra tierra, en ver flamear una bandera como significado de que somos independientes, en leer un libro y dejarse encantar por un sencillo relato, en oír una canción tendidos en el pasto, en darnos cuenta que estamos completamente vivos ante cualquier suceso, en tomar de la mano a alguien que lo necesite, en cantar aunque sea sin armonía, en encontrar una vieja fotografía, en dar un abrazo a cambio de una sonrisa, en mirar una estrella e imaginar que alguien está observando el mismo punto, en sentir a una hormiga caminar por nuestro antebrazo, en oír nuestra voz y saber que aún podemos expresarnos ante el resto, y hasta gritar si es necesario alzar nuestros deseos, en saber que si queremos, podemos alcanzar todas las metas, por muy distantes que estén de nosotros... pero en resumen; es sólo encontrar belleza donde nunca la viste.
No se trata de tener todo lo que uno desee, es estar conforme con detalles diminutos que antes no tuvimos tiempo de apreciar. Tampoco se trata de hacer felices a otros por abandonar nuestro bienestar emocional... debe ser algo mutuo, que se pueda compartir, a partir de esa complicidad, se puede contagiar a todo el que quiera enamorarse de detalles cotidianos que no agradecemos porque nos acostumbramos a que estén siempre ahí... pero llegó el tiempo de dar las gracias... llegó el tiempo de ser feliz, y no morir porque algo no salió como esperábamos... se trata de luchar, de vencer el miedo, aunque sea difícil, no paralizarse ante lo complejo....
Ser feliz, no significa ser perfecto, significa luchar porque todo salga mejor.
Ser feliz, no es conformarse con lo ya aprendido, es explorar mucho más, y saber que todo puede adquirir un nuevo significado que nosotros determinemos como la explicación más lógica... significa aprovechar el conocimiento y la capacidad que poseemos para reflexionar con respecto a lo que sea. No se trata de estar de acuerdo con todo lo que presente la sociedad por sólo simple moral, sino más bien, debemos seguir nuestras convicciones tal cual, sin que nadie interrumpa en ello y hasta el final.
Eso es... la felicidad no está tan lejos como parece, se encuentra, de hecho, mucho más cerca, demasiado diría yo... dentro de nosotros mismos (¡lo vuelvo a repetir!).

lunes, 21 de diciembre de 2009

Paradoja.


No podrá ser mejor para ambos -como tú mismo mencionaste de sugerencia-, hasta incluso podría ser más grave que la vaga solución... créeme que duele más, por el hecho de reprimir las palabras, aunque, debo decir, que lo que nunca se podrá remediar es el inevitable y maldito sentir, que abandona todo lo racional, toda la supuesta solución. Por uno y variados motivos, no será la excepción; seguiré escribiendo, inclusive cuando sienta un dolor en un lugar que no puedo palpar con mis manos, aun cuando sienta un miedo horrible, también por otras cuestiones que ocurren, y junto con esto, acaban por dar un golpe del cual es difícil recuperarse porque sí... pero hay que luchar, de todas maneras... es muy complejo, pero es lo que se debe hacer.
Y te vería. Ya estábamos de acuerdo; cervezas y conversación. No fue tan sólo aquéllo, te sentí en mi hombro, me robaste un beso; me dejé asaltar, sin oposición alguna. No quería que así fuese, pero me dejé llevar y para más remate me gustó, me agradó, me invadió el alma; si es que en verdad tenemos alma, pero en dónde más se podrían sentir ese tipo de cosas si no es ahí, en un rincón intocable, que sólo reacciona cuando el pensamiento ya no puede responder ni detenerse a hacer nada más que cerrarte los ojos, por una eternidad, como para morir en unos brazos que te estuvieron esperando para estrecharte con más fuerza que nunca. No lo niego; fue hermoso. Incluso, sin quitarte la piel, pude sentir tu sangre jugar con la mía, ardiente, impaciente, coagulándose para no ensuciar las venas con otra aceleración. Lamento que me hayas visto llorar, no lo pude evitar, me preguntaste que ocurría, te dije que nada, pero es evidente que siempre que alguien responde citando a la nada misma es porque es mucho más que una respuesta, vale más que otros argumentos, es casi una comparación con esa expresión que se refiere a que el silencio otorga, lo siento mucho, tenía pena, puede que me haya afectado verte nuevamente. Admito, no hicieron falta palabras; ahora me entero de cuanto nos necesitábamos... pero también ahora, es cuando las palabras están sobrando, es por lo mismo que nos hemos dedicado a discutir y a opacar la importancia de aquella tarde. Hubiese preferido que nos atáramos de manos para no escribirnos nada que nos terminase quebrando por completo, duele demasiado, pero no sé dónde está ubicado el punto que debo cubrir. Es realmente triste, no sé si comprendes cuán triste es, por dar un ejemplo, es doloroso como ir a una cena con gran multitud; pero no hay multitud, ni siquiera un pequeño núcleo de personas. Completamente, se siente la soledad pues ni siquiera se puede ver la propia sombra, tan sólo sentir el eco del corazón, que retumba por costumbre y no respeta el hecho de tanta quietud. Estando así, sin ningún respaldo en donde apoyarse, sentada en el aire, pero sin poder respirar. De todas maneras, la cena debe continuar, ahora, el problema es que tampoco hay cubiertos para sujetar, ni siquiera está servido el plato – de hecho, no hay plato-, sólo una mesa vacía y sobre ella una vela que yace apagada, expulsando los últimos rastros de humo. Luego adviertes que no vale la pena estar en aquella cena, ya que tampoco viste que no era necesario; y de repente descubriste que no tenías hambre, pues no tenías estómago. Bien, así de triste es esta situación, pero es todavía más nostálgico, pues si tenemos estómago, e incluso -y mucho más vital aún- un corazón... apenado por nuestras humana idiotez. A pesar de todo, me permitiré contarte que es lo que me atrae de ti; no eres tan sólo una persona... eres mucho más que uno, claro, eres varios... en conjunto, reúnes todos los defectos y virtudes, en un equilibrio desmedido, que me confunde, pero me llama la atención a tal punto que necesito saber de ti; y quizás sí... necesito de ti. Y ya sé, mi antigua carta te mató, pero a la vez, yo también morí, porque todo lo allí escrito; cambió... no pude evitarlo, pero soy humana y no tuve la intención de detener lo ocurrido el fin de semana, digamos que fue así por magia o algo que justifique lo inexplicable, pero me sentí más viva que de costumbre, exagerando, en un mundo nuevo en donde nadie podía hacer o ver algo. Tú mismo te puedes dar cuenta que la carta es una total paradoja, ya que en un lugar decía que no te quería volver a besar, pero lo hice igual; lo hicimos, mejor dicho. Te cuento donde estamos; en una novela, y para desgracia nuestra, nos han escrito mal y sin compasión, pues nos unen y nos separan, nos vuelven a juntar, y nos vuelven a expulsar de capítulo en capítulo, tenemos un número de páginas incontables, quizá por eso, nadie nos entenderá ni leerá nuestra historia por completo, pero ahí seguimos, plasmados en unas páginas, entre borrones, palabras puestas al azar fuera de margen y una que otra falta de ortografía. Tú sabes que Dios no decidió esto. Seguiré mi existencialismo, y te diré que el hombre es el único responsable de sus actos, de su destino, y de lo que sucede; es una consecuencia... Dios puede perdonarnos, pero no armará nuestro camino, ya que el tiene cielo, y nosotros; nosotros tenemos tierra e infierno a la vez.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Una carta para usted.


Empiezo por aclararle que si alguna vez esto llega a su vista, es porque he recordado el trozo de una canción... “No se puede continuar, ya la magia terminó (...)”. Por mí no le escribiría ni una de estas palabras, pero un recuerdo me ha traído hasta aquí; sí, una estrofa, para redactarle lo que no le puedo decir frente a frente. Quizás estas sean más palabras arrojadas al espacio, para que otros las contemplen por usted, muchas veces he querido hablarle para aclarar muchos cosas las cuales están inconclusas, tal vez a estas alturas no recuerde mi nombre, pero si lo quiere averiguar nuevamente, puede usted venir a preguntarme cómo solíamos decirnos antes. Se comienza a esclarecer mi pensar, y me pregunto cómo es posible que por estos días las cosas estén así de quebradas. Usted se distanció de mí, y en aquel pasado estuve noche tras día buscando una explicación de su partida, me dejo sin siquiera advertírmelo, pero cómo iba yo a saber, si la última vez que nos vimos en el parque me dijo que estaba enamorado de mí, que después de aquel reencuentro nunca más me dejaría, yo le creí, pero no por la sarta de cosas que mencionó acerca de -en aquel entonces- mi enamorada persona, confié de su declaración porque estábamos muy cerca y sus ojos resplandecientes encendieron mis mejillas de un matiz que no alcancé a notar, mas en sus pupilas de tono profundo pude encontrar mi explícito rubor; cómo no iba a creer en toda esa belleza, si su mirada parecía dilatarse de la emoción... Volviendo a lo principal -como le iba explicando-, sucede que por usted por poco pierdo todas las lágrimas, me hallaba como una hoja seca flotando por las calles sin saber a dónde llegaría al no pensar en nada más que la distancia que impuso entre nosotros -los de antes; los que gozábamos de un complicado romance-. Lo bueno es que el efímero destino ha ido dejando en un sendero la mayoría del daño que usted provocó el otoño que se marcho y no volverá hasta el siguiente año. Usted cree que el tiempo no me trajo al oído sus secretos, pero se equivoca, me he enterado de todo lo que le ha pasado, creame que lo siento mucho, de haberme dicho la verdad le hubiese aceptado sus errores y le habría ayudado a salir de su nostalgia; dolor que sé que todavía le duele en su interior. Sin embargo, no me reveló todas las cosas que le sucedieron, justamente eso es lo que me tiene tan molesta, que me haya mentido, que haya dudado de mi comprensión, porque, claramente le hubiese prestado mi hombro para que se lamentara de todo lo mal que lo ha pasado. No me pregunte quién me ha contado de su vida, pero debe saber ese dicho que mencionan siempre, que en esta vida todo se sabe ¿Lo ha oído en alguna ocasión?, no tiene importancia quien me ha hablado de su suerte, el hecho es que simplemente lo sé, y permitame gritarle en medio del silencio ¡No me mienta más!, ¡Detenga su maldita ley del hielo!, ¡Por favor dialoguemos sobre lo que le aqueja!. En caso contrario, si a usted le han hablado de mí, no me interesa saberlo, ya ni sé qué es verdad y qué es mentira; la gente dice tanta palabra que he llegado a dudar si acaso soy real, si acaso he caminado dormida diciendo y haciendo porque sí. Le he intentado llamar por teléfono, pero temo que no quiera contestarme, o que me conteste y cambié su tono de voz para decirme que es su hermano y que usted no sé encuentra en casa. Le he intentado llamar como antes, pero eso es pasado, y ahora no sabría como saludarle y entablar una conversación entre entes desconocidos, le quiero preguntar muchas cosas, pero su voz temblará y me preguntará si estoy demente o ebria. Mejor callar y esperar a ver si algún día nos encontramos como transeúntes y esperar a que usted no me voltee el rostro para evitarme.
No crea que aún Le amo como antes, de hecho, le confirmo desde ya que no Le quiero. Lo cierto es que no pienso en usted, pero no le puedo olvidar; totalmente paradójico, mas de cuando en cuando se viene a mi cabeza por uno u otro motivo que no comprendo, y cuando se proyecta aquella imagen, creo que Le extraño, y es que quiero recordar qué sabor tenían sus besos, pero no tengo idea, la memoria no conversa ese tipo de esencias, lo importante sería revivir el momento para reconocer aquel gusto, eso no importa, eso es imposible, porque usted no me quiere confesar el motivo por el cual me abandono sin decir absolutamente nada... ahora que reflexiono, la verdad es que no le quiero volver a besar nunca más, pues me podría enamorar otra vez, sin querer queriendo y por una mínima acción, mejor le digo desde ya que no es a usted a quien extraño, sino la sensación de sentirme amada por otro ser.
Le confieso que desde que usted no está a mi lado, me he sentido bastante sola, lo cual no digo que sea algo malo. He llegado a la conclusión de que quizás usted tenía razón cuando me decía que no le merecía, al parecer era verdad. Sabe, le entregué mucho amor, y ahora en soledad me he dado el gusto de tomarme un mayor amor propio, lo cual quiere decir que tengo tanto amor, que podría compartirlo con alguien más. Por lo tanto, no crea que yo dependo de su recuerdo, he cambiado bastantes cosas, si alguna vez me encontrara por alguna casualidad, no me reconocería, y no por la apariencia, sino por los temas de los que podríamos hablar; le cuento que he evolucionado, y mientras usted prefiere apreciar las luces parpadeantes en una fiesta, yo prefiero observar como se desliza una mano empuñada al escribir. Ya no somos los mismo de ayer, pienso que usted, al igual que yo, también ha cambiado ciertas cosas, y por lo mismo, más lejos nos hallaremos.
Sólo le pido que no me mienta más, e incluso ahora le puedo desafiar, y asegurarle que me miente al no hablarme, usted mismo se engaña, no crea que soy ignorante con respecto a ello, pero sé que aún piensa mí, y olvide lo que dije al comienzo, usted no ha olvidado mi nombre, lo sabe perfectamente, e incluso ha intentado hablarme de nuevo, pero no puede, yo lo sé, tiene un nudo en la garganta que no le deja confesarme que es orgulloso e inseguro, que tiene miedo de mi reacción, pero le juro que le comprenderé si me quiere pedir perdón por todo el dolor.
Estoy esperando a que me roben un beso, y le aclaro que no es por despecho, es por tener la esperanza de cumplir mi mar de sueños por realizar.
Le acepto que venga a las cercanías de mi hogar para que al menos me pueda decir Adiós, le espero si quiere, pero cierre este capítulo de una vez y deje de atormentarse con el pasado, aunque le advierto que soy muy débil y no soporto las despedidas, por lo cual deberá extender sus brazos para consolarme por última vez. De antemano le pido disculpas si estas palabras le rompen el corazón, pero le transmito lo único verdadero; el presente.

martes, 13 de octubre de 2009

Onírico I


Finalmente mis párpados se cerraron por costumbre y no supe más del mundo exterior... Era una tarde -al parecer de verano-, el pasto crecía limpio y verde en un sector despoblado de vicios mundanos, sólo los árboles podían ser testigos de tan magnífico paisaje. Hasta que llegamos nosotros a disfrutar de tal área, nos tiramos en el césped a reír de frases que no recuerdo. El sol se estaba por marchar, pero deseé que cuanto antes se hiciera de noche, efectivamente todo se oscureció, inclusive así lograba distinguir las siluetas de todos, pero no sé quienes eran algunos, sólo sé que todavía reían y de vez en cuando conversaban con un poco de calma, en cambio otros se pararon a caminar pero en un silencio absoluto. Tomé de la mano a uno de ellos -esta vez si tenía conocimiento de quien se trataba-, aceptó mi invitación a deambular por ahí, claramente ambos sabíamos lo que pasaría más allá, en el camino hacia ningún lugar en específico, pero callamos y no dijimos nada en el trayecto, le apreté muy fuerte su mano porque comencé a sentir un miedo intenso tras esa oscuridad que jamás había visto, pues no era una noche como otras, no caminaba para nada sola, pero él no me hablaba de nada. Puede que en algún momento haya pronunciado algo casi mudo, pero efectivamente no logré oírle, ni pude darme cuenta si acaso sus labios lograban moverse de alguna forma, para ver si podía darme señal de que transitaba consciente aún. Seguía ese gran temor presente, penetrando mi alma, de no ser por unas ramas que se movían como sombras en un ambiente lóbrego, hubiese creído estar completamente ciega de un momento a otro. No podía siquiera levantar la vista para divisar las estrellas, pues nunca supe si en aquella noche existieron en el cielo, que por cierto, tampoco logré notar. No fue largo el trayecto a lo desconocido, pero el pánico me tenía viviendo los segundos como horas y horas de fatiga. De pronto nos encontramos con un destello que brillaba frente a nosotros -ni idea de como llegó a ocurrir esa repentina aparición-, luego de acercarnos un poco más notamos que era una casa, pintada de cual nieve recién caída. Un impulso nos llevó a entrar a ese hogar deshabitado, todavía en un silencio agobiante. Descubrimos que no era una casa como teníamos entendido -claro que las suposiciones estaban sólo dentro de nuestro interior y no dimos cuenta de ello a través de comunicación alguna-, al contrario de aquella conclusión, se trataba de una capilla -eso sí, no existía nadie más que nosotros dos-, tenía flores frescas al rededor, símbolos religiosos por doquier, uno que otro banco, pero lo más impresionante era la luz intensa que allí había, y que más se resaltaba gracias a sus blancas paredes. No sé en que instante ya nos encontrabamos frente a un pequeño altar, supuestamente podíamos leernos la mente, por tanto, no había necesidad de anunciar la siguiente acción, pues ya teníamos conocimiento de antemano; que él debía abrazarme con dulzura. Me abrazó, y al fin, por mi parte, rompí el hielo y logré pronunciar palabras que sí recuerdo con exactitud; -¿Puedes rezar por mí?- le pregunté-, él no me contestó absolutamente nada, pero al cabo de unos cuantos segundos puso sus manos en mi espalda y me abrazó aún con mayor intensidad, entonces comenzó a rezar tal cual lo solicité. No recuerdo que oración transmitía, pero noté que en su voz había pasión al pedir una cura divina para mí, mientras yo apoyaba mi cabeza en su pecho, logré sentir casi dentro de mi cuerpo su respiración que me logro dejar sin pensamientos ni consciencia de nada, aunque sólo por un segundo fugaz de total paz. Pero de nuevo volvió el miedo, pero esta vez la angustia se hizo más fuerte que la del camino, había una situación que me tenía así de exaltada y débil -motivo que tampoco logro recordar-, me eché a llorar, él seguía rezando y no se detuvo en ningún momento aun oyendo mis sollozos, hasta que acabo. En señal de calma, y todavía cobijada entre sus brazos, me besó la frente con tal ternura que mi llanto se fue desvaneciendo de a poco y la desesperación ya sólo se hallaba impregnada en un trozo de mi alma que estaba apegada a su cuerpo buscando algo de seguridad; como si fuese la única salvación en el mundo para todos los males. Algo sucedió, nuevamente, en una imagen veloz, estabamos situados en el mismo camino -la capilla había desaparecido de nuestras vistas extrañamente-, lo distinto es que esta vez no sentía ni miedo ni felicidad, ya no tenía miedo de la noche, puesto que una luz emanaba del borde los árboles, inclusive lograba mirar un poco de cielo, suficiente como para ver a quien me acompañó todo el tiempo silenciosamente y le oí sólo cuando rezó por mí. Dirigí mi mirada hacia su boca, que parecía resaltar de un color singular que le pedía algo a la mía, me miraba a los ojos, pero siempre en silencio, y en esta ocasión acepté con cariño su falta de vocablo. Le robé un beso de novela, totalmente pasional, y sin importarnos el resto de la noche, nos guíamos a un rincón repleto de ramas secas, comenzó a explorarme con las manos por cada tramo de piel que no conocía de mí, sentí aquéllo que llamamos lujuría, y de un momento a otro ya no veía nada, sólo un inmenso vacío, escuché ciertas entonaciones, sabía que aún estaba viva, pero ya no podía tocar ni ver cuestión alguna, aunque podía advertir que mi conciencia, confusa, seguía allí buscando alguna respuesta; una dimensión desconocida... desperté, estaba tendida en mi cama, la ventana me indicó que el día seguía existiendo, y que no me había perdido en la oscuridad como en la anterior noche.

domingo, 4 de octubre de 2009

De lo negativo.


Siguiendo una convicción; no cambiaré mi versión de los hechos, pues no he perdido la memoria para inventar algo nuevo y sé que he dicho la verdad, a pesar de que han cambiando todo dicho por mí, y es que cuando comuniqué algo (que tenía mucho miedo de los actos de una persona), mis palabras pasaron de persona en persona hasta que toda frase quedo en una eterna distorsión, por lo cual ya no era mi historia la que se contaba, sino que la versión que se creo gracias a la percepción de otros. Ha ocurrido que con el pasar del tiempo, por ejemplo, a través de los medios es fácil manipular información, le agregan más tragedia de la cuenta u ocultan la verdad para alivianar la situación, la que se deja ver de a poco si pasan los meses o los años.
Me han hecho sentir como una sonámbula, no tengo idea si he dicho cosas dormida, tal vez sí, tal vez no, pero no sé que pesadilla pudo haber sido... volviendo a la realidad, no me considero una persona dañina, pero no toda la gente ve nuestros actos con los mismos ojos, pues hay daño que se causa sin intención, o las personas lo ven como algo intencional puesto que desde la rabia todo se ve como sólo ella lo quiere ver; la rabia es un mal trance, nos hace hablar lo que en la calma no nos atreveríamos a decir por el sólo hecho de que no buscamos quitarle su verdad o sus razones al otro. El diálogo es la mejor manera de llegar a un consenso con quienes buscan culparnos de algo con o sin causa, inclusive así tengo pena... En la ciudad nadie se detiene a mirarnos a los ojos, se dirigen con apuro hacia ningún lugar, si se pierde la verdad llega la hora de gritar, y si aquel aullido no se oye, llega la violencia para, supuestamente, arreglar las cosas por la fuerza y mantener el orgullo (sí, también el poder). Asumo que no tengo fuerza alguna en las manos y tampoco me he dejado crecer las uñas para rasguñar; me mantiene la idea de que todavía no es tarde para que los enemigos se sienten en las sillas de un bar, tomen un café sin azúcar para quitar la expresión de la furia, dialoguen por primera vez (pues todo el tiempo estuvieron gritando), hasta llegar a la paz que hace hasta brillar la esencia de las personas, y finalmente, un trago para brindar... Es fácil soñar, por ende, no me cuesta creer que podamos amar lo que hemos odiado por mucho tiempo, sin darnos cuenta que en el fondo tenía una luz para nosotros, o bien, una sonrisa para purificar tanto mente como corazón. Es linda la vida, al fin y al cabo, pero quien guarda rencor, se carga una bolsa de basura sobre la cabeza, que al término, derrumba a cualquier sujeto de mala sangre. Por ello, puedo decir que no conozco la palabra odio en toda su magnitud, lo que sí, he tenido rabia e impotencia, pero todo fue pasajero, colectivo, como el estrés. He sentido ganas de abrazar y calmar a quienes me han dañado y se han equivocado conmigo, y es que no hay nada mejor que quitar las espinas del corazón, el polvo de los ojos, pero es algo difícil de hacer, cualquier creería que probablemente es una burla; no quiero que me escupan en la cara... Sin embargo, le temo al odio y la locura de los hombres, por estos días ocurre que algunos salen a la calle con armas, tal como sacar a un perro bravo a pasear por las calles, sin bozal ni vacunas, pero en vez de mordeduras, hay muerte para algunos transeúntes que perecen por tener un poco de dinero y un celular, o bien, porque otros llevaron la venganza al extremo... Los mayas dijeron que el mundo se acabará el año 2012, por ahí un día de diciembre, el 21... yo no sé si eso en verdad ocurrirá... no tengo el don de adivinar, no he comprado ni asegurado mi futuro, pero sé que a pesar de ello, es evidente que los hombres se destruyen entre sí, y a la vez, por querer derrotar a otros, se aprovechan de los regalos de la tierra y los usan para su utilidad de ganar y ganar con fines lucrativos; al final el dinero nunca se conserva, recorre manos que muchas veces ni siquiera necesitan más de éste, y sin embargo, continúan el círculo vicioso de dejar a otros humanos desposeídos y sin nada más que la vida y un vestuario... otra cosa, cómo es posible, que ya ni bajo los árboles encontremos sombra... nos vamos a evaporar, se ha hecho suficiente como para ir acabando con el mundo, sin mayores predicciones. Comienzo a sentir sed, queda poca agua, espero no presenciar una guerra por ello... ha salido el sol, pero el cielo sigue gris, el smog se ha convertido en una nube más... ya no puedo caminar de noche, hasta de día se hace un poco complicado; la maldad ha salido a la calle disfrazada de hombres y mujeres sin conciencia... no he podido mirar las estrellas en este sitio, algo está tapando el cielo puro... podemos hablar de sana diversión, pero siempre está como segundo plan traer el alcohol, las drogas y el tabaco; vicios que se han apoderado de casi todas las edades. Puedo querer tanto bien para los demás, pero soy sólo una humana, y lidiar con toda la gente del mundo, es imposible. Aun así, un grano de arena puede ayudar aunque sea un poco; vivimos en sociedad.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Pensamiento, no corazón.


Y descubrí que no tenía nada en el corazón, tan sólo un músculo más para no morir. De pronto me di cuenta que todo estaba en mi mente, no era su existencia por la cual sufría, fue por la imagen que mi mente idealizado de él, y creí que era casi perfecto, pues meticulosamente fui borrando sus defectos con mi imaginación. Cómo explico que no fueron las cosas del amor; estaba dominada por mi pensamiento, que fue tan intenso que hasta vida creció en mi estómago; mariposas, o quizás me trague una mientras tanto me perdía en los recuerdos de piel. El hecho de pensar demasiado me engaño, creé una fantasía en el cuerpo, en la cual, cada vez que lo tenía cerca la sangre bailaba en mi interior como en un trance, comenzaban a temblar mis manos... pero al fin y al cabo fue solo el poder de la mente, en tal caso de suponer que podía morir a su lado porque sentía una nausea inigualable. Existía un tipo de atracción, y claro está que su corazón no me llamaba... algo se impregnó en mi vista, creo que fue su mirada, la que quiso consumir mis ojos en más de una ocasión, sólo fue un acercamiento, ese amor que siente el cuerpo, y por ningún motivo el desconforme corazón, sólo el vértigo de probar uno de los pecados que habitan en la carne viva. No fue amor... no quería el bien común; pensé que él le haría bien a mi alma, pero no que su felicidad constaba de olvidarme y perderme en sus recuerdos inertes. Si el ser humano, racionalmente, busca poder, por el hecho de pensar y no sentir, ocurrió que me invadió cierta obsesión por retenerlo y no dejarlo escapar, por orgullo, por costumbre, para guardar una simple idea de que juntos éramos algo, y que separados, tan sólo podríamos ser enemigos, o simplemente, odiarnos por supuestamente no querernos...


(...)

-¿Qué sientes ahora?.

-Nada.
-Entonces, ¿no me quieres?
-Ni siquiera.
-¿Cómo?.
-Encontré la verdad, lo que creí sentir no era nada más que un pensamiento que me hizo alucinar y soñar tantas cosas en medio del subconsciente de crear nuevas oportunidades para vivir algo diferente... la nostalgia se hace fuerte a tu lado, pero esa era una situación que yo misma estaba inventando al creer todo lo que hacías era lo correcto. Volví en mí, y al usar la razón como fuerte de todo, me dispuse a no pensar en ti de la misma manera, aunque es inhumano decir que nunca más te recordaré, porque hay fotografías en la mente que jamás pierden sus colores... Por cierto... ¿Cómo te llamabas?
-Ya da lo mismo...

sábado, 27 de junio de 2009

Infiel.


Lloró toda la noche, a duras penas durmió uno que otro minuto. Despertaba a cada instante con esa pesadilla hecha realidad pegada en sus ojos, y entre sudor y lágrimas, su cama parecía un lecho en medio de la una lluvia tan intensa como su pena.
Cuando el sol estaba saliendo y penetrando sus cortinas cerradas, al fin logró conciliar el sueño y hacer descansar sus ojeras fantasmales. Mientras dormía, parecía una muñeca de porcelana, pero con la angustia que traía encima, esta vez seguía siendo una muñeca, pero deshecha por los años y maquillada con su ánimo destruido por amor.

- Ábreme la puerta... Sé que estás ahí. Dijo Alejandro, con la voz llena de miedo y su mano izquierda repleta de rosas azules, y con su mano libre de objetos pero llenita de objetivos, tocó la puerta con tal ternura que parecía estas pidiendo disculpas antes de tiempo.
- Ahora vienes... Espera un poco. Respondió Helena, con un tono orgulloso, pero en su garganta se estancaba un nudo de lágrimas, como para continuar el cuando que dejo a medias en la noche. No sabía que diría al dejarlo entras a su habitación impregnada de decepción y olor a humillaciones, Helena daba por seguro que vería a Alejandro con su cara de perro arrepentido volviendo a su ama. Lo malo, es que éste no era un perro fiel...

Helena se vestía con lentitud para hacerlo esperar, luego se aseaba con rabia, por no poder limpiar los rastros que dejo el dolor, al menos el maquillaje hacia uno que otro buen acto para tapar su cara seca, por la falta de su rubor natural; en momento como aquellos, sus mejillas ya no eran rosaditas como en las tardes de goce, cuando su novio la llevaba de la mano como si nunca la fuese a liberar de esa dulce prisión. Mientras Helena se empeñaba en verse hermosa como de costumbre, Alejandro esperaba tras la puerta, mirando el reloj a cada instante, contando los minutos, y echaba raíces con el castigo que Helena le daba, haciéndolo esperar y esperar para que su conciencia se llenara de remordimientos. Se tomaba la cabeza con desesperación, mirando el techo blanco teñido de gris, como si de allí le fuese a caer una solución divina... Y de tantas veces, eso nunca pasó.

Después de un largo suspenso entre el perdón y el orgullo, Helena abrió la puerta y Alejando le entregó las rosas, observándola detenidamente con su cara de animal arrepentido. Helena recibió las rosas, en su mirada había una mezcla de amor y odio, pero de inmediato arrojó las flores al piso y justificó esa acción diciéndole a Alejandro que esas rosas no sobrevivirían en el jardín tan podrido que ambos habían construido; al oír esto, Alejandro dejo caer una lágrima que parecía de cristal, entonces Helena lo volvió a mirar, pero esta vez su mirada no contenía nada odio, por el contrario, sus ojos se iluminaban de un amor que apenas le caía en todo el cuerpo. Le secó la lágrima con su delicada mano hecha de plumas y vida. Pasaron unos cuantos minutos, Alejandro dio un largo suspiro, luego tomó aire con fuerza, para no quebrarse de rabia y vergüenza...

- No fue mi intención, yo...
- No quiero saber detalles, no me digas nada, estas historias ya son parte de nuestra historia. Interrumpió Helena con una voz envuelta de indignación.
- Es que soy hombre, de esos que se dejan llevar. Tú no entiendes, mi vida, mi sexo es más fuerte que mi corazón. Argumentó Alejandro, tratando de justificar los errores que cometía con sus cinco sentidos bien puestos...
- Si entiendo lo que dices, también entiendo que seas un idiota, y a la vez, comprendo que eres un asesino.
- ¿¡Asesino!?, qué cosas dices...
- Digo que eres un asesino, y con justa razón. ¡Porque estás matando nuestra relación!. Y se dirigió a su cama, se echó a llorar como tempestad en pleno invierno.
Las manos de Alejandro temblaban, no soportaba verla así, le daba impotencia estar conciente de que él era el culpable de la constante pena de su engañada novia. Se acercó a la cama, y se sentó en una orilla, Helena lloraba y lloraba, se tapaba la cara de pura ira y vergüenza de estar en ese estado, al borde de morir de amor. Alejandro buscó una de las manos de Helena entre el cabello desordenado que caía en su rostro que hervía de rabia y pena. Tomó su mano con fuerza para no recibir una cachetada imprevista de su novia, presa de la desesperación y el pánico a un cierre definitivo, un quiebre inevitable.

- No te soltaré, no es necesario que respondas, tan sólo escúchame si puedes salir de tus pesadillas con los ojos abiertos... De todos las veces, mi intención nunca fue serte infiel, tan sólo las cosas pasan sin que me de cuenta. Cuando me domina el deseo, no puedo hacer nada, es algo que se escapa de mis manos, son mis demonios lo que me obligan a pecar. Pero yo Te amo a ti; no hay mujer en el mundo que con su seducción logre sacarte de mi corazón. Es que tú eres mi copo de nieve, siempre fría y blanca, majestuosa como un paisaje de invierno. Ahora la mayoría, una noche o dos, y después hace lo mismo, pero con otros, pero yo sé que tú estarás todas las noches de mi vida, y juro que pediré ayuda, ya no quiero engañarte con otras, que no valen nada para mí... Admito que soy un patán, pero yo no quiero dañar tu corazón de oro... Y tienes razón, soy un asesino, un maldito y estúpido asesino...
Con esas palabras Alejandro terminó su discurso amoroso, las lágrimas de Helena se secaban con el dulce aliento de su amado. Helena estaba exhausta después de una noche de lamentos y una mañana de llantos esperados, tras oír con atención las declaraciones de su novio, sonrió, el cansancio la venció, y antes de convertirse en una muñeca de porcelana, miró a su Alejandro, aún con los ojos húmedos, le dijo cuanto lo amaba y se puso a dormir como un bebé satisfecho y llenito de amor...

... Aunque ese día no era gran novedad, esos engaños sucedían dos o tres veces al mes, las discusiones intoxicaban el aire de la casa, pero siempre las disculpas de Alejandro convencía a Helena y todo volvía a la calma, hasta que de nuevo comenzaba el ciclo de la eterna infidelidad... Y yo no sé, si ahora ser fiel es una virtud o un milagro, ó quién sabe. Pero cada uno es fiel en la medida que deseé serlo... A menos que el cuerpo no responda.

Tiempo, entre otras cosas, Adiós.


Me faltan días para olvidarte,
no es suficiente un rato de sufrimiento,
un día no tiene tantas horas como para sacarte de mi cabeza,
un mes no tiene tantos días para sacarte de mi corazón,
una vida entera no tiene tantos momentos como para olvidarte por completos,
las horas no son horas cuando falta que tú detengas mi tiempo con tan sólo un beso de tu boca maldita que no quiere complacerme.
Y yo me quedo aquí, sola como una estrella perdida en la mañana,
y tú estás allá; quién sabe dónde, y quién te quitará los males y te robará el aliento, qué manos borrarán las pocas huellas que dejé en ti, qué despreciable silueta se desdibujará en tu cama de sabanas peligrosas y almohadas repletas de sueños.
El reloj no alcanza a contar todas las horas en que he desvelado mi paz, y cuando descansa, es porque mi corazón se ha escondido entre estas paredes para fingir que ya no me importa irritante y cruel desprecio.
El reloj es un círculo vacío, los números son signos que huyen de lo común; hasta el tiempo tiene miedo de lo terca que soy, cómo no me tomo un día con más horas de la cuenta para al fin tomar la decisión de sacarte de mi mente en pequeñas dosis de razonamiento.
Tiempo al tiempo,
desprecio tu desprecio,
silencio a las declaraciones,
borrones a las palabras,
Adiós amor, Adiós te escribo, porque ya no Me amas, porque ya no somos cómplices de la pasión que murió en tus ojos.
Necesito tiempo, que este Adiós me parece absurdo, pero lo que no tengo, tiempo para entender que yo soy para ti, pero tú eres para cualquier otra. Pero en tus ojos vi el amor un día soleado de aire frío, pero de todos modos Adiós. De todos modos tus ojos mintieron, pero eso me voy, porque ya no vendrás por mí... Por eso Adiós, y antes de un punto final, un beso en la ausencia de tu frente, por si quieres dar tregua a esta guerra fría.

lunes, 22 de junio de 2009

Cigarro


El humo me entraba por la ropa, me dejaba su recuerdo con ese aroma penetrante, y entre mi pelo desaparecían las nubes fugaces que salían de su boca, con qué potencia la niebla atacaba a mi cabeza, hasta provocar una puntada que se esfumaba a medida que el cigarro iba agonizando en medio de sus dedos. Lo miraba con los ojos bien brillantes, por un lado, iluminados de amor, y por otro, llorosos de irritación por esa nubecita tóxica, era el espejo perfecto para que se reflejara su serenidad a la hora de fumar. Se veía precioso, realizando una y otra vez el mismo movimiento, llevando era bomba de tiempo a sus labios, y ver como el humo jugaba con su cuello y su respiración, era un placer. Me hubiese pasado una tarde entera mirándolo con esa llamita en sus manos, mientras me hablaba de la vida o simplemente me observaba a través del aire sucio, y no me hubiese importando que mis ojos se hicieran agua, o que mi cabeza estallara con ese veneno de manos inconclusas. Por unos minutos se apagaban sus pasiones, parecía que la vida se le iba en aquel gusto; se apagaban sus pasiones y prendía el encendedor, y con ese sonido casi mágico comenzaba el acto de inhalar y votar un humo de fiestas nocturnas, claro, no tenía importancia que mis pulmones volaran como globos deshechos por la carencia de aire. Después, el sol se caía a cenizas, ese diminuto núcleo de llamas, con lástima se suicidaba hasta hacerse parte de la tierra, entonces ahí, me volvía a besar, y en mi lengua dejaba un gusto a tabaco que siempre saboreaba con ternura, o bien, con pasión; esa pasión que muchas veces nació cuando empezaba la comunicación de sus manos y mi cuerpo ansioso de no perder ese amor que se plasmaba en cada centímetro de piel.
Ahora que no está, y quizá no sabe que aún existo para él, qué ganas tengo de ser uno de sus miles de cigarros, y así, sentir que me consume hasta el final, verlo en la calma absoluta, sin que sepa de mi destrucción y mi última luz que brillará por él.

A falta de amor... Fe


Un beso al tiempo, estoy muy lejos de encontrar una boca que se mueva para mí, una lengua que recorra mis ganas de amar, y creo entender, que de a poco se van yendo mis ganas de vivir un beso eterno, sé que el tiempo me ha hecho olvidar como besar, pero también sé que una gota de amor entre mis labios me haría recordar instantáneamente lo bonito que es expresar el amor sin palabras y con los ojos cerrados, por cortesía y para soñar despierta que es un momento casi eterno; es correcto decir, ahora, sólo cierro los ojos para dormir, nada más, porque ya no hay nadie que me hipnotice para entrar en ese trance de infinita ternura.
Me pregunto, cómo podré revivir el calor de mi piel, no tengo idea, ya ni sé que es el placer, perdí el concepto cuando se enfrío mi sangre, y en realidad, no sé si todavía tengo sangre en las venas, y si es que tengo venas, ojala me aten a un alma correspondida, un alma que se mezcle con la mía, de una vez por todas, amar sin que quiebren mi corazón en mil trozos de ilusiones rotas, no digo nada más, pues aún no sé si mi corazón sigue ahí, si acaso late o no; pobre corazón ¿Estará vivo?, pobre de mí ¿Sigo viva?, simplemente no sé, estoy tan fría que creo ser parte del otoño y su ambiente casi hecho de hielo, soy una hoja seca esperando en el suelo, una salvación, o algo así. Parezco alma en pena, y quién me devolverá la vida, la capacidad de amar sin sufrir, y aun así, con tantas decepciones, no pierdo la fe en ese sentimiento tan complicado de entender; pero es complicado entender, que aún espere por un hombre que está muy lejos, que hace como si yo hubiese dejado de existir en su mundo... Aún espero, por un amor que me devuelva las sensaciones que perdí en el camino de dar todo a cambio de nada, y por supuesto, me quedé sin nada, por dar demasiado, por amar con delicadeza y no morder hasta dejar una herida...

sábado, 30 de mayo de 2009

Desencuentro


Parece que mi piel presintió que no volverías más después de nuestro reencuentro, por lo mismo te abrasé con tanta fuerza. En el fondo sabía que era un hasta pronto lejano o un adiós definitivo, sólo podía vivir el momento y marcar un día de tu vida. Que pena tan grande, me perdí en tus ojos creyendo que mi pequeña imagen dejaría una luz en ese par de ventanas empañadas. No sé si tu mirada tiene la capacidad de mentir, pero cuando te miré de cerca, encontré en el centro de tus ojos un amor inmenso. Ahora tu mirada está ausente, muy lejos, concentrada en otros objetos, no puedo asegurar nada, ni amor, ni desamor, sólo puedo comprobar que no me quieres observar, que mis palabras no son suficientes para dejar una lágrima de emoción en tus ojos, ni idea si hubo un gesto de felicidad en tu cara al leer todas las palabras que nacieron de mi, gracias a ti, aún inspiras y cortas mi imaginación, y aún provocas que mi corazón quiera más de algo que con mis manos no puedo sujetar a mi lado.
Todos los días han sido grises últimamente, la lluvia ha caído con tanta fuerza, las nubes ocupan más cielo que el mismo aire, ¿Por qué será?, ¿Porque ya no estas?, ¿Porque ya no me amas?, no sé y no sé.
No entiendo qué está pasando, tampoco puedo meterme en tu mente para descubrir al fin que nombre darle a esta situación.
Qué puedo decir... Ocultar sentimientos sería jugar a ser una orgullosa despechada, pero eso a mi no me da resultado, no entro en papeles que no me corresponden, es por ello que aún queda mucho, demasiado que sentir. No lo negaré, Te amo así como el agua ama al aceite, no se pueden mezclar, pero de todos modos tratan de estar juntos, por suerte no somos ese tipo de líquidos, es posible que seamos sustancias que correrán juntas el mismo trayecto (ojala sea así... ojala). Te amo así como las mujeres maltratadas aman a sus bestias de maridos, a ese extremo te he llegado a amar, no es una exageración, la diferencia es que no has tocado mi cuerpo con una mano repleta de furia, pero recibir una abundante indiferencia y sentir que el corazón se cae a pedazos, duele más que cualquier golpe. Te amo así como la luz ama morir en la oscuridad, juro que aceptaría cualquier contraste difícil de superar, al menos ven a mi luz un momento para apagar mis ganas de poseerte por última vez. Te amo, sólo como yo sé hacerlo, y nadie, ni una, ni otra, Te amara de la forma en que yo lo hago. Al final, ambos salimos perdiendo, yo, porque me quedo con este sentimiento tan grande acumulado en el pecho, tú, porque te rodearas de sentimientos que no igualarán la intensidad del mío. Ambos perdemos, los dos nos perdemos en la niebla que nos separó. Ahora nuestro reencuentro se transforma en un maldito desencuentro. Cadáveres de mariposas sin piedad me llenan el estomago que antes se revolvía de tanta felicidad, y me siento tan tonta, sigo soñando, y llenándome de ganas de tenerte sólo para mí.
Se pierde la sensación de tu ser perturbando mis deseos, quedan las imágenes de nuestro reencuentro recorriendo toda mi sangre, como ahora es un desencuentro, los recuerdos me matan...

Un sabado (Uno de tantos) con Paulina


Pensé que no tendría nada que hacer esta tarde, si hubiese sido así, mi cama me acogería hasta abrazar mi alma cansada. Por suerte vino mi amada amiga Paulina. Cuando entró en mi habitación, como me siempre me sorprendió con las manos en la plancha, y yo peinando mi pelo con el afán de dejarlo liso, tan plano, que simulara la imagen de una peluca de cabello natural, ya muerta, esperando un uso necesario. La diferencia es que a mis mechas les sobra vida, se juntan en grupos enormes, perturbadas por el aire bailan desde una raíz hasta tocar mi cara, y al final, alisar y alisar mi cabello, no sirve de mucho, termino ondulada, dejando pequeñas señas de mechas simétricas tratando de aplanar lo irreversible. Una carcajada interrumpe la dedicación a mi cabellera, cuando mi papá se dirige al patio y repite la frase que ya memorice, "Cuando te pongas vieja, quedaras pelada", esa oración pone una risita que se transmite por mis ojos más que por la misma boca... No es impuntualidad, ya es costumbre, cada vez que Paulina llega a casa, siempre me sorprende en lo mismo, luchando por un liso extremo o mirándome al espejo mientras delineo mis ojos con un negro intenso y penetrante. Reclama mi calma para hacer las cosas, se sienta en un sillón esperando impaciente a que esté lista, miro su expresión, sus brazos cruzados indican cierta molestia por mi demora. Parece el fragmento de una obra de teatro, siempre la misma escena; ella sentada en un sillón, y yo en otro sillón poniendo atención a cada palabra y tratando de apurar mi eterno arreglo. Cuando ya estaba lista, tomaba mi cartera y la llenaba de objetos que ni siquiera ocuparía, Paulina sólo me pedía que le llevara un cable delgado, ella nunca sale con cartera o bolso, lleva lo necesario en los bolsillos de su pantalón, en cambio yo, llevo lo innecesario en una enorme cartera de charol, lo único útil que siempre se pierde entre tantos objetos, es un buen libro, para mi es vital estar rodeada de letras, y para mi amiga es vital andar con sus audífonos en las orejas y perderse en melodías que se meten hasta llegar a su corazón.
Fuimos de compras, Paulina ponía en mis manos gran cantidad de prendas, buscaba algo de mi talla en los colgadores, y yo, exigente ante la ropa, criticaba los bolsillos o aborrecía el color demasiado claro de los jeans. Paulina tiene una paciencia admirable a la hora de acompañarme a cualquier tienda. No sé cual es el problema, si mis caderas o mis muslos, la cuestión es que curvas anchas se marcan en esas zonas, eso implica, tomar un par de pinzas y tratar de escoger un pantalón afortunado de cubrir mis medidas imperfectas. Entre a un probador cubierto de una luz amarilla, al frente de la puerta un espejo más grande que yo, y en un rincón solitario, un asiento débil en su posición apartada. Hice mil esfuerzos para no caer, en el intento de subir esos pantalones tensos en su primer uso, me iba de un lado a otro, todo se caía al piso sin sutileza, mi amiga me gritaba tras la puerta "Estúpida, ¡Deja de azotarte!", y su tono de broma me hace tanto reír (siempre). Hasta que al fin encontré la prenda correcta, después de interminable minutos de subir y bajar pantalones, sofocada por el calor que produce el apuro. Habrán sido dos horas ¿O más?, qué importa, las horas son cortas cuando caminamos por los pasillos hablando de la nada, de la vida y de los hombres... Y salimos de ese núcleo estafador, felices de encontrar algo útil y capaz de cubrir desde el sexo hasta los talones, y yo, con una bolsa colgada de mis dedos, en realidad, la bolsa parecía una manzana plástica, era verde, exactamente como esas manzanas a las que se les aplica sal por todos lados.
Tomamos helado, con base de yogur (¿Qué ingredientes mezclarán mañana?), yo de frambuesa, ella de chirimoya, es mucha la diferencia, pero al fin y al cabo ambos son helados, es como la comparación, yo vestida de negro, ella vestida de colores cálidos como el otoño, y formamos una sola gama de colores, al fin y al cabo, somos amigas. Cómo es posible, es raro y gracioso a la vez, Paulina me dió su cono vacío, no sé por qué no le gusta, pero a mí sí, en gustos no hay nada escrito, y es lo mismo en el caso de los hombres, a ella le gustan los de piel morena y corazón de oro, yo no veo apariencias en ellos, sólo pido un alma dolida difícil de sujetar entre los brazos, para luchas hasta el cansancio.
Ahora es su turno. Le costó decidir, tenía miedo de ver parte de su cabello largo y liso derramado por las baldosas blancas. Demoró todo el consumo del helado, y al fin dejo escapar un "Sí" en tono inseguro. Y tomada su decisión, entramos a la peluquería, habló con un hombre con gestos afeminados, me senté en una silla, y de mi cartera saqué un libro grueso y plastificado, como si nunca sido explorado por tantas manos y ojos en suspenso, no podía despegar la vista de cada página cubierta de letras, todas unidas a un sentido mágico. La esperé, mientras mi imaginación rodaba una película improvisada. Tantos espejos me confundían, no podía ver como las tijeras dejaban al descubierto parte de su espalda. Cuando nos marchamos, se quejaba de su corte como si hubiese perdido todo el cabello, pero yo sé que le crecerá pronto, y de nuevo su cintura quedará oculta tras su pelo.
Avanzamos por la calle fría, un poco de niebla se denotaba por la iluminación de los focos nocturnos. Tomamos un colectivo, Paulina estaba molesta por el alto precio del pasaje, y yo pensaba, "Antes era mucho más barato viajar distancias cortas, pero ahora, todo sube, el dinero se hace dueño del país, del mundo y de los bolsillos hambrientos de billetes, pero ¿Qué se puede hacer? (...). Lo bueno de los colectivos es que tienen espacios limitados. Si cada transporte tuviera un asiento reservado para cada persona, se anularía un poco la impuntualidad o el cansancio, pero es imposible... ¿Quién nunca ha sido aplastado en el injusto transporte público? (...) y ¿Qué taxímetro no corre con voracidad? (...)". En el trayecto de vuelta a casa, comentamos muchas situaciones, de repente le dije que estaba molesta, que tenía mucha rabia, me pidió que le dijera por qué, y comenzé a hablar sin detenerme, mencioné la molestia que tenía con "Todo el mundo", le dije la rabia que sentía con el egoísmo de la gente, siempre es así, primero ellos, segundo ellos, tercero ellos, pero así es; si no hubiera individualismo, no tendríamos un futuro propio, pero hace falta que ciertos individuos nos den un poco de su suerte alguna que otra vez, no es mucho pedir. Lo peor es que la gente abusa de mi ingenuidad y mi capacidad de dibujar una sonrisa en mi cara aunque el dolor me supere, por eso la mayoría hace comentarios sin pensar en que me dolerá, que en el fondo se clavará una espina infectada de rabia u odio, o cualquier sentimiento que se pinte negativo ante la sociedad. No sé que pasa, pero este último tiempo todo ha fallado con "Los cercanos", le dije, ¿Tú crees que debería ser menos generosa con las personas?", y me respondió, "Si así te pagan...". No necesito grandes consejos que me hagan sentir más débil, la honestidad de Paulina le da firmeza a mis palabras, lo mejor es que sabe escuchar, nunca me interrumpe cuando describo un exceso de injusticias, al final me dice "Te entiendo" y con eso es suficiente, con eso alivia el grito de rabia que retumba en mi interior. Me dice que no esté triste, me mira a los ojos como adivinando que la pena es más grande que yo, y cuando la miro a los ojos, se nota su preocupación por mí, es la única que de verdad se planta en mi lugar y ocupa palabras simples y sutiles para calmar mi repentina angustia...
Después de un viaje en colectivo, nos bajamos, pusimos los pies en el cemento y no dirigimos a un local con computadores en cada rincón, ocupamos un equipo cada una, y el servicio aquel, corre como taxímetro, pero mucho más moderno, y pensar que en otros países la internet es ¿Gratis?, o al menos cuesta menos pagarla, en fin, se debe amar al país con sus defectos y virtudes (no puedo dejar de mencionar que amo a mi país), es lo mismo con las personas, defectos y virtudes, sentimientos de por medio... Casi 45 minutos navegando por la web, de página en página. Lo malo del internet, es que nos acusa y delata a todos sin darnos cuenta, lo bueno, es que descubrimos montones de verdades sin hacer muchos esfuerzos. Ese fue el problema, leí lo que no quería aceptar, la verdad en grandes cantidades hiere cuando es una cruda realidad, no fue novedad, un hombre (uno más) me rompió el corazón, sin darse cuenta de sus actos inconscientemente dañinos, ya no es novedad, me toman y me dejan. La indiferencia duele más que cualquier explicación que agrave la falta. Recordé una frase que Paulina me dijo antes de entrar en la peluquería "A veces las cosas que hacen mal, hay que dejarlas ir...", y me llené de dudas, tiene razón, al parecer, es mejor dejar de rogar por su amor, sentirlo en silencio y esperar a que vuelva por este corazón, si no lo hace, es porque nunca acepto tomar mi corazón en sus manos. No quiero darle más vueltas al asunto, por ahora...
Camino a casa, le comenté lo ocurrido, me dio ánimos, y de igual modo mis ojos se llenaron de una pena inevitable, "¡Tengo mucha rabia!", le dije con un tono cubierto más de pena que de rabia, ella me contestó "Son tan raros los hombres...", y seguimos tratando de buscar una explicación para tanta desdicha. Un frío se apoderaba del ambiente, corrimos para no congelarnos, cuando entramos a casa, tomamos un café, comimos una que otra cosa para quitar el hambre, las palabras iban y venían. El próximo fin de semana, seguiremos cultivando nuestra amistad, saldremos por ahí, reiremos de cosas simples y hablaremos de hechos y deshechos

lunes, 18 de mayo de 2009

Reencuentro


“Reencuentro”

“Acordamos una hora y fecha antes de lo previsto. Desperté a las 5:30 a.m, no podía dormir tranquila pensando en que en pocas horas más nos veríamos. Me daba vueltas en mi cama de un lado a otro, las nauseas me invadían, es que mi estomago estaba repleto de mariposas (así se dice que se siente el amor). Después de horas de girar entre mis sabanas acorraladas de tantos latidos impacientes, me levanté, me vestí con mucho cuidado para tratar de verme muy linda para ti, puse en mi boca el labial adecuado para que luego se borrara por completo entre tus labios y los míos, el espejo me dio la seguridad de que me mirarías con mucho amor. Salí a la calle, el frío se metía en todos lados, el sol aparecía con timidez y mi imaginación me adelantaba el momento que esperaba. Caminé a la escuela tratando de avanzar a paso lento para no arruinar mi peinado, de igual modo mi cabello es demasiado inquieto para permanecer en su lugar, pero era lo de menos. Permanecí pocos minutos en mi lugar obligatorio, en cuanto pude huí de mis responsabilidades, crucé la puerta pensando que algo podía dejarme sin cumplir mi palabra, por suerte disimulé mis ganas de escapar...
Te esperé en el lugar exacto, diez minutos y no llegabas, veinte minutos, treinta minutos y aún no llegabas, de mis ojos estaban a punto de caer un chorro de tristeza, pero cuando te vi a lo lejos, la tristeza se cambio por estrellas navegando en mi mirada. Por un momento me quede en blanco pensando en algo coherente que decir, no hizo falta nada, me tomaste de la mano como si nunca me hubieses soltado, un calorcito abrigaba una de mis manos deseosas de dejar sus huellas en ti. Caminamos hasta llegar a una plaza cubierta por el típico sol que exagera en la mañana, nos sentamos en propiedad de nadie, me dijiste que me extrañabas y lo comprobé en tus ojos, nos besamos, y reviví los recuerdos que en aquel momento se estaban haciendo presentes nuevamente, al fin recuperé tu sabor, reviví la secuencia de movimientos que tenían nuestros labios unidos, y mi boca agradecida de saciar la sed de ti. Nos abrasamos, y yo te abrasaba con amor, no quería soltarte nunca más, quería atarte a mi cintura para siempre, que no nos dejáramos huir jamás. Te abrasaba, apoye mi cabeza en tu hombro, anhelaba respirarte de cerca, miraba hacia el vacío, evite llorar de emoción, de todas maneras tenía miedo de que fuera nuestro último encuentro, pero deje el miedo de lado para disfrutar el reencuentro. Tú estabas más grande, y yo me sentía cada vez más pequeña entre tus brazos. Te amo, Te amo, que hermoso sonaba decirlo en aquella banca privilegiada de sombra. Quería tirarme al pasto para encontrarle formas a las nubes o ver las hojas secas moverse con disimulo entre las ramas, pero nuestra alergia al pasto, tú sabes. Besos y abrazos, la gente se extinguía, el ruido de los autos desaparecía, el mundo no era mundo, solo faltaba que llovieran hojas secas sobre nosotros, te dije que me encanta el otoño. Me perdí en tus ojos, tu mirada me consumió por completo, no olvidare como me miraste. Besos y más de esos, ya no me importaba que alguien notara que no estaba donde debía, las multitudes solo eran partículas flotando en el aire. Besos por montones, de a poco acerque mi mano a tu punto débil, me desesperaba pensar en algo entonces, la sangre me hervía por dentro, y por fuera me poseía un escalofrío que contenía más calor que frío, cuando tus dedos recorrieron por fuera esa grieta cálida deseé con tantas ganas tenerte en un rincón oscuro solo para mi... Seguimos caminando, nos perdimos por ahí. Soñaba despierta con besarte todo el resto del día. Estabas tras mi cuerpo impaciente, te sentía tan apegado a mi que la pasión se derramaba en mi cuerpo, mi piel pedía a gritos que tus manos cumplieran la magia de erizarme por completo. Y lo hiciste, sedujiste mis sentidos. Te sentía tan, tan cerca, tan apegado a mis deseos que te quería aún más cerca, tan cerca que acabaras siendo una parte más de mi cuerpo, que te incorporaras a mi carne. Tú, tus manos, tu cuerpo, querían hacerme tuya. No era el momento, ni el lugar, y la hora de despedirse estaba por alcanzarnos. Y continuamos el camino, no quería dejarte ir, era un milagro tenerte junto a mi de nuevo, aunque las horas se detuvieron cuando Te amé mirándote a los ojos, volví al tiempo real. Adoré la mañana junto a ti, a tu lado me sentía viva otra vez. Nos despedimos en un paradero, un beso para recordarnos, se marchaban tus ojos que brillaban en los míos. Crucé la calle acumulando esperanzas para verte pronto.
Subí a un bagón del metro, me fui pensando en nosotros, el ambiente se macha de recuerdos, y los recuerdos me alivian el corazón. Tengo fotos de nosotros, quiero una copia para cada rincón de mi casa, tengo un alma para ti, quiero llenar cada rincón de tu corazón...Te amo.”

lunes, 11 de mayo de 2009

Para Ignacio


Ignacio:
Mi niño, te debo un regalo de cumpleaños, dime que prefieres; mi corazón envuelto en papel de regalo brillante o yo con una cinta roja atada al cuello, dime cual de las dos, ¿o las dos opciones te gustan?...
Ignacion, Mi Ignacio, repito una y otra vez tu nombre, suena tan lindo tu nombre entre mis labios, lo pronuncio y aún no sé si es real que haya alguien como tú. Si es real, debes de ser un ángel pisando este suelo gris. Si es un sueño, no me despiertes, que quiero vivir con los ojos cerrados pensando solo en ti. Mi Ignacio, permiteme llamarte así, para que todo el mundo se de cuenta que eres mio, mio.
Corazón, no sé que pasa, siempre algo impide nuestr encuentro, y mientras más te extraño, más Te amo, más te deseo a mi lado, más aprendo a quebrar el tiempo y la distancia, más y más se acumulan los latidos que tengo para ti. Te debo más besos de los que podría darte en un solo día. Simplemente te extraño; de lejos se van acercando nuestras palabras y cuando logren ponernos frente a frente, guardaremos silencio para dimensionarnos de nuevo y averiguar que si somos reales y estamos cubiertos de piel y de un corazón que nos golpea desesperado en el pecho. Pero paciencia Mi Ignacio, esperame que pronto tomare te mano de nuevo. Ayudame a encontrarte, que la niebla espesa no logre cegarnos y cambiarnos el camino.
Paciencia, paciencia, que el amor perdura en el tiempo cuando pasa mucho rato en el alma.
No es una amenaza, pero si una advertencia... Cuando te vea no te dejare huir de mi vida, cuando te sienta invadiendo mi piel, me hundire en tus ojos para que no me olvides y no me dejes salir de tu mente. Cuando me hables de amor, te hablare de lo mismo, para que luego te quedes con mi boca. Cuando me veas de nuevo, acariciame para que tus manos se enrreden en mi cabello y no puedas liberarte más. Cuando te vea de nuevo, el corazón me rompera el pecho de felicidad, y tendras la posibilidad de recogerlo para que te quedes con el.
Te Amo Ignacio... Mi Ignacio.

viernes, 8 de mayo de 2009

Dolores


Tenía tanta rabia. Me dolía la cabeza, mucho más de lo que me dolía cuando desperte, hasta mis huesos se veían agotados ante este maldito resfrio. Ahora viene la causa de mi penosa ira; solo quería descansar hasta sentirme mejor y ver la televisión sin necesidad de ponerle atención. Las personas malhumoradas buscan escupir sus rabias sobre otros, como si aquellos "otros" fueran culpable de todo. Esa vez me toco a mi ser golpeada por una dosis de palabras letales, sentí la humillación correr por mi sangre que ardía, y como un volcán, estalle en lágrimas. No quería llorar, me frotaba los ojos con tal fuerza que era para peor, no sabía como detener la desesperación que corría sobre mis mejillas rojas de pura rabia. De la frente me brotaba un sudor insano que moría en mi cabello humedo de tantas gotitas saladas. Quise ser fuerte, pero no pude, bajos los ojos me colgaban dos bolsitas negras que parecían ser el inmundo resulto de semanas de haber llorado día y noche, sin parar. En realidad solo fueron horas, pero libere toda la pena que acumule en mis ojos durante días en que no me derrumbre ante todas las personas que me miraban a los ojos, como si hubiesen adivinado que estaba a punto de llorar a mares. Es dificil retener las lágrimas, porque las muy maliciosas cuando no las dejas escapar, se van al corazón y nos terminan ahogando igual... Miraba el techo como si me fuese a caer una solución divina. Salí de mi cama para no ser devorada por mis sabanas multicolores que no lograban teñir mi animo. Camine hacia el baño arrastrando mis pies, no podía sostenerme con calma, las piernas me temblaban, el corazón se me encogia y en mi cabeza martillaban las palabras que habían prolongado un eco interminable en todo mi cuerpo. Entre torpemente al baño, me mire al espejo, me veía patetica, le hubiese dado un abrazo a mi reflejo para que dejara de llorar conmigo. Una tenue luz de atardecer agonico entraba por la ventana. Me quite la ropa casi sin darme cuenta. Entre a la ducha, el agua tibia golpeaba mi cabeza palpitante de dolor. De pronto el agua calida, comenzo a salir fria, ya no podía regular la temperatura, y llore tontamente de pena y de frio. Mucho frio... Y...
Bueno, recorde ese día por casualidad. La memoria guarda trozos que salen a flote en cualquier momento. Ahora lloriqueo de miedo. De pronto mi mente se pierde en una niebla espesa y me acorrala el panico a la vida, el miedo que siento cuando mis dedos tiemblan y no puedo escribir porque la niebla me hace avanzar directo a la nada, la nostalgía que me consume cuando imagino los ojos de él besandome. Si sigo postergando el encuentro... quizás su corazón se canse de latir por el mio, pero mi corazón no se agota de este amor. Con o sin miedo Lo amo de la misma forma, igual que ayer y mañana...De pronto me di cuenta que le temo más a la vida que a la muerte...

domingo, 26 de abril de 2009

Vuelve a mí.



Como me gustaría volver atrás,

para haberte conquistado de una forma más elegante,
te hubiese sujetado entre mis brazos para que te pegaras a mi piel que aún espera por ti.

Si no fueses tan difícil de alcanzar, no estaría luchando por llegar al fondo de tu corazón,
si no fueses un enigma, no querría encontrar toda la verdad,
si no fueses tan cruel, no me quedaría aquí pidiendo más de tu amor,
si no fueses tan agridulce, no me quedaría a probar el sabor del dolor y la victoria,
si no fueses tú mismo, no tendría razón para quedarme.
Eres distinto, tan distinto a cualquier alma que he visto pasar, por eso... por eso Te amo, con el dolor de toda mi alma, pero Te amo... y tú a mi?.

La distancia no es más que el olvido,
si quisieras podríamos estar atados, aunque solo sintamos de vez en cuando la emoción de tenernos en frente,
piensa en mi, que yo pensare en ti, para no separarnos del sentimiento,
pero si quieres olvidarme; olvídame, que yo a ti no.
Dime de una vez si debo quedarme o debo marcharme con las manos entre los ojos y las lágrimas ahogándome el corazón.

Te amare aunque sea tarde, y mañana, temprano te darás cuenta que soy la que más Te ama en todo el mundo.
Acordemos una hora exacta para que cures mis heridas; eres el único que puede cerrar mis ojos y limpiar el agujero de mi corazón...

Ahora me muero



Se acaba el mundo;
cuando las canciones te apuñalan por si solas,cuando te tragas el llanto por fingir orgullo,

cuando el rostro se deshace de la mascara de la alegría,
cuando el dolor te aprieta el corazón,
cuando las manos se cierran de tanto frío,
cuando el cuerpo solo pide manos que contengan algo de esperanza.
Se acaba el mundo, cuando aquel mundo pertenece a otro ser,
se cae el cielo, cuando ya no hay sueños por alcanzar,
y la tierra se levanta, cuando quiero cubrirme antes del final.

Ríe de mi rabia y mi dolor, porque luego ya será tarde para seguir humillando a mi corazón.
Buscame en el fondo de mis ilusiones rotas,
sabes donde encontrarme, de seguro a tus pies, o tras tu indiferencia.
Mirame, aunque no me veas, abre los ojos y ve como me derrumbo.
Tocame, sin importar si me deseas como yo a ti.
Bésame, para satisfacer un último segundo.
Mátame, y deja de clavarme por la espalda, mejor toma mi corazón entre tus manos manchadas de mi amor hecho liquido y acaba de una vez con los latidos que me quedan por aborrecer.
Apuñálame, que eso es lo que necesito, que acabes con mi tonta ilusión de tenerte para siempre.

Aprende a mentir, para que todo sentido me duela un poco menos,
inventa una mentira bella, para traer de nuevo la paz a mi vida,
busca una escusa mejor, para rasgarme el corazón con cierta razón.

Tomame por la cintura, consume mis bajos instintos e inyectame todo el odio que se pueda sentir.
Llorar, sangrar y gozar un placer sin ojos ni latir, y morir con los labios húmedos y dos palabras por mencionar...

Sabes donde encontrarme,
sabes como amarme,
sabes como llamarme, si alguna vez recuerdas mi nombre... aquí esta tu victima.

Volvamos a lo básico...
vuelve a ser tú...

Ahora me voy,
me alejo de esto llamado vida,
y moriré, aún teniendo un corazón en llamas, se apagara tras la soledad, se destruirá tras tu indiferencia...

Ojalá, ojalá.. Ojalá!


"Silencio; después de haber secado todo el aliento
Ya no hay lágrimas, la fuente se extinguió después de tanta desesperación. Que más quisiera yo que volver a llorar y llorar hasta olvidar. Pero mis ojos están más secos que mi alma sedienta de vida... no puedo hacer nada más que llorar el polvo y el aire que cubren mi nublado corazón.

Ojala llueva pronto, para mentir, y fingir que el agua irrito mis ojos y mojo hasta mis huesos. Ojala ser la lluvia, para caer por todas las veces que me quedan de lamento, ser la lluvia, para caer sobre su ventana, recorrer cada rincón de aquel vidrio para luego morir en el suelo que él pisa cada día y quedarme en una laguna de miles de gotas para que el pase sobre mi cadaver, que algo de él quede en mi antes de que el sol me mate lentamente.

Ojala llegue la noche, para descansar un momento y no soñar con la fantasía de ser su sueño.

Ojala ser un cigarrillo, para que me consuma hasta llegar el fin... pero me botara en forma de humo y me arrojara a la tierra porque no servire más.

Ojala ser una hoja de otoño, para caer a su lado y derrumbarme sin que él note que alguna vez existí. Caer y mirarlo de cabeza a pies para no olvidar su caminar, ver desde la tierra humeda como me ignora sobre mi lecho de muerte.

Ojala ser música, para que me escuche con atención y pasión, luego me apague y me encienda sin importar la melodía que quiero interpretarle durante toda la eternidad, lamentablemente me detendrá con tan solo tocarme una vez.

Ojala ser su sangre, para vivir en él y recorrer cada rincón de su cuerpo, de vez en cuando nacer de alguna herida que cerrara con el tiempo o cuando yo me seque tras haber recorrido y acariciado su piel rojiza.

Ojala ser sus ojos, para llorar sus penas y aprovechar el momento para vivir en su cara e irme con una brisa o ser aplastada por sus manos para borrar la evidencia de la nostalgia.

Quisiera ser cualquier objeto, excepto yo, para que Me ame sin darse cuenta que soy aquella que Lo ama. Yo soy aquella que no existe, aquella que espera por él hasta la muerte. Yo soy aquella que Te ama, Te ama... Te ama."

Te amo...


Te amo, porque nadie es como tú, es imposible que alguien se asimile a tu forma de ser
Te amo, porque conquistaste todos mis sentidos
Te amo, porque eres el romance que siempre anhele vivir
Te amo, porque eres una rosa que me rasga con espinas y me cura con livianos pétalos
Te amo, porque vivo para ti
Te amo, sin importar las marcas del dolor y el amor
Te amo, porque tan solo con una palabra logras borrar todo el mal
Te amo, aunque me bote y me levante este amor tan intenso
Te amo, porque eres más intenso que la lluvia mojando un alma al desnudo
Te amo, porque me quitas y me das el ahogo de llorar cuando la noche me esconde de nuevo
Te amo, porque todavía no sé si eres un sueño o realidad
Te amo, porque mi corazón ya no es mío
Te amo, y no hay explicación que detenga lo que siento
Te amo, porque todas las canciones me suenan a ti
Te amo, porque te siento tan cerca aunque estes lejos
Te amo, y este amor pasa a la locura
Te amo, porque ya no quiero mirar a nadie más que a ti
Te amo, porque me haces alusinar sin ser ni droga ni alcohol
Te amo, porque muero por cada gota de tu amor
Te amo, porque gracias a ti siento más sangre en las venas
Te amo, porque cada gota de sangre será para ti
Te amo, porque quiero sujetarte entre mis brazos para no soltarte más
Te amo, porque olvide como olvidar
Te amo, porque mis días se acaban deseandote a ti
Te amo, porque el tiempo ya no corre si tú no estas
Te amo, porque ahora soy ciega y solo tú me abres los ojos
Te amo, aún cuando mucha gente te quiera, yo Te amo más
Te amo, porque me salvas y me matas
Te amo, porque mi boca quiere morir mencionando tu nombre
Te amo, porque tu nombre aparece en todas partes
Te amo, porque tu nombre es la causa de mi demencia
Te amo, porque sin ti muero
Te amo, porque contigo vivo una eternidad
Te amo, por mil razones más
Te amo, sin explicación exacta a todo lo que me provocas
Te amo, aún cuando me alejes
Te amo, porque me acercaras a tus brazos uno de estos días
Te amo, porque en cualquier momento vendrás a rescatarme
Te amo, simplemente porque Te amo!
Te espero, porque Te amo...

Quédate junto a mi, porque sé que Me amas
Rompamos la distancia, para quedarnos juntos sin importar cuantos besos queden pendientes para una proxima vez
Derrotemos el temor, que así es más fácil quedarme junto a ti
Bésame, bésame... que cuando te bese; te besaré como si fuese la primera y última vez en que rompamos el hielo
Ámame y quédate, que eso es suficiente por el momento...

Te amo...!